diciembre 31, 2013

Palabras al cierre


El domingo 2 de Junio celebramos el segundo cumpleaños del Manu, nuestro hijo menor. El Conchito que me hace sentir tan re vieja a veces y que con un abrazo o su sonrisa luminosa devuelve el sentido total a mi vida loca.
Ese dia, asistieron la familia y amigos. El Manu celebro sucio cada regalo que abrio. Todos regalos bakanes y modernos. Hermosos, bellos. Hasta que llego a un camioncito modesto del que se enamoro. No pesco ningun regalo mas que aquel camion con tova de color verde, cuyo dueño era un misterio, pues nadie se adjudico su procedencia.

Este fue un año de azares. Tal como lo pronosticara mi hermana de la vida, la Dani, un año de contrastes, en que al fin adopte la meditacion como parte de mi cotidiano, un año en que me envalentone para sacar de mi vida personas y situaciones que me impedian avanzar y cultivar mi amor propio.
Un año que se llevo a personas entrañables. Año de funerales mensuales, de perdidas irreparables, de ver sufrir a mis primos queridos por la muerte de su padre, de modo liviano. Intempestivo.
Un año que me lleno de asombro y de orgullo. Con los triunfos academicos y deportivos de mis nenes mayores, pero aun mas me llena el corazon ver como se convierten en seres compasivos y solidarios. Interesados en lo que pasa a su alrededor, ver como descubren el mundo y se hacen parte del cambio que necesita este mundo para ser un lugar mejor.

Fue un año en que aprendi a disfrutar mas a mis papis. Ya resuelta mi madura inmadurez, mi amor y agradecimiento por la forma en que se ocuparon y se ocupan de nosotros, me hace amarlos con la locura de la niñez.

Este año me lleva a entregarle mi orgullo y admiracion a mi primo Patricio Javier, quien de modo valiente que haria sentirse feliz a nuestro abuelo, asumio sus errores de modo tranquilo y en paz.

Un año en que cumplimos 20 años caminando juntos con mi Negro. Es tanta vida 20 años ! Tiempo en que lo hemos vivido todo: amor, pasion encanto, desazon, mentiras. Un tiempo en que nos reencontramos para mirarnos desde la honestidad para seguir cuidando el uno del otro y sonreirnos de lo hermoso que hemos construido juntos.

Cada semana del año, en la ida al supermercado, le compramos al Manu un autito nuevo, pero el de modo majadero insiste en jugar con aquel camioncito modesto de color verde que atesora como el rey de sus juguetes en un sormitorio atiborrado de ellos.

Dos semanas despues de su cumpleaños mi Tia Cristina, manejando su auto blanco, blanquisimo, llena de vida, llena de risa, llena de encanto, confeso quee habia relagado el camioncito. Ella habia llevado otro regalo ademas, y nos dijo que al verlo le habia encantado y lo habia sumado... pero que ese dia, en el festejo, le habia dado plancha contarlo, por la modestia del regalo y el entusiasmo febril del Manu.
Y esa fue la ultima vez que hable con ella...
Dos semanas despues, caeria en un sueño absurdo del que no despertaria. Asi. sin aviso previo. sin dolor, sin rencores. como la princesa que siempre fue, mi tia se fue con su pasaje directo al Cielo. A ayudar almas perdidas, familiares sin suerte, desposeidos, abandonados... Para existir en su muerte, tal como vivio su vida...

Y el Manu sigue jugando con su camioncito hermoso. el lo prefirio desde el principio. Por sobretodo, por sobre cualquiera. Era un regalo de mi Tia. El, como niño cacho todo desde un principio. Ya saben lo que dicen, solo los niños pueden reconocer el regalo de un Angel.

Adios, 2013. Año de meirda, me hiciste llorar.

( Las tildes fueron omitidas en su totalidad porque el teclado esta malo)


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