marzo 28, 2007

Grande, Quevedo

Cuando la vida es absurda,
y se parece al final de una novela de Ibsen,
y es ajena...
y aunque me vea plácida y sensual
resulta que igual
me acecha una feroz
crisis pánico

y angustia...
y entonces no me queda otra
que concentrarme...
y me da por analizar la métrica
de este Soneto de Quevedo,
y seguro que lo escribió

con migraña y ataque de contractura
...
Soneto de catorce versos de once sílabas:
dos cuartetos (o serventesios) y dos tercetos...
Once sílabas en cada verso...

A una Nariz

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.


3 comentarios:

Barbaraza dijo...

Chuuuuuuuuuu... ando viajando por la blogosfera y me he dado cuenta que andaba bastante desaparecida, pero acá estoy de vuelta...
Debo confesar que nunca me gustó mucho la poesía y no entiendo mucho de sílabas y cuartetos ni sonetos... pero me pareció interesante éste que posteas
Abrazototes

Vero dijo...

uyyy no entendi ni un coco jajaja, me gusta mucho la poesia pero la romanticona cebolla. Te dejo un abrazo, anda a verme mira que tenemos un jueguito.

Un Beso.

Tricia dijo...

Gracias por el ánimo que me das...
pa mas remarte me asaltaron...
todo mal, lo bueno es que estoy bien...

Un abrazo...