enero 11, 2010

En lo ajeno reina la desgracia...




Resulta que en lo ajeno siempre reina la desgracia.


Mis papis, perfectos abuelos y padres abnegados,


partieron esta semana a sus vacaciones con varios nietos incorporados.


Mi papi, trabajador trabajólico de una Minera Estatal


(sí, aquélla misma del Bono Grandioso),


trabaja aún por turnos en lo más arido de nuestro suelo.




Partieron pues, felices y contentos.


No sin antes llenar a sus críos de regalos,


innecesario y costosos.




Partieron , además, con un compañero habitual de sus viajes,


un chihuahua encantador, posesión preciada de mi hermana, la Sol.




Pasaron primero por Antofagasta, donde el Zinedin


( nombre del hermoso chihuahua)


fue visto en pocos momentos, ya que le teme con furia


a mi gata, la Florencia, quien es más grande y gorda que el noble animalito.




El Zin fue traído hace seis años, directo desde Santiago de una camada finísma.


Árbol genealógico a la vista, padres campeones.


La Sol siempre ha sentido un amor entrañable por los animalitos varios


(incluidos sobrinos inquietos) y en cuanto pudo, cumplió un sueño dorado


adquiriendo el bello ejemplar inscrito.




Llegaron la noche del jueves, con un plasma de regalo para su descuidada


hija mayor ( o sea , yo )...


" Si te doy plata, luego te la gastas " (¡!)


advirtió mi papi con ceño fruncido...


ignorando por completo que en un mes entraré a la cuarentena...




La cosa es que emplumaron viaje al norte del país con nietos y mascota incluida...


unos días en La Huayca, bella localidad de la I Región,


Todo era felicidad... hasta que ayer ocurre lo inesperado...




" Ocurrió una desgracia" me zampa mi papi al celu ayer a las 16:47...


de inmediato imaginé miles de tragedias...


Se perdió el Jose, se ahogó uno de los niños, se volcaron, les robaron la chequera...


" No", dijo mi papi, acongojado, " se murió el Zin "


atrás, en eco surrealista se escuchaban el llanto gritoso de mi mami


y los sollozos de los niños


...


El animalito había dejado de existir, tranquilo y sin dolor alguno en el auto de mis papis,
donde había sido dejado por un instante mientras ellos disfrutaban de un baño en las aguas de La Cocha...




Y entonces se desató la locura entera.


Mi hermana que dormía, ignorante de la tragedia,


en otra mina de la segunda regón, preparando su turno de noche...


Que cómo le contaban...


La primera idea de mis papis era correr y comprar otro ejemplar igual,


luego conseguir un Veterinario (ayer, domingo en la tarde)


para que le inyectara algo que mantuviera el cuerpecillo.


Finalmente, corrían por las calles de Iquique en busca de hileo y una coleman...


para terminar, agotados, pagándole al guardia del Camping


para que en la noche, subrepticio, enterrara al cariñoso


Zin bajo un árbol en la Pampa del Tamarugal


...




Brutal !


Ya más calma, mi hermana, la Sol,


inagotable, anuncia, entre su pena profunda,


que buscará otro ejemplar similar...


y nosotras con la Fran, sentadas, parapléjicas,


no dejamos de sorprendernos


acerca de cómo la vida puede ser tan parecida a un episodio de Los Simpson


...






2 comentarios:

Claudia dijo...

Que pena más grande por todos, pero sólo fue uno de esos accidentes inesperados, a tus papás les tocó vivir la pena de que se les fuera el Zin pq quizás estaban mejor preparados para soportar la angustia que tu hermana. Cariños al Zin donde quiera que esté.

Mary Rogers dijo...

Tremendo...pero con tu frase final justificaste mi risa culposa mientras leía.